08 mayo 2012

Sigamos el ejemplo de Nespresso



Sin duda, cuando Nestlé apostó por Nespresso sabían que iba a ser uno de los negocios más redondos que puedan existir. Pero eso no se debe sólo a la calidad del café, que por cierto es muy buena, si no también a la estrategia de marketing que han seguido.

Para empezar, cabe resaltar el motivo principal de sus ganancias, que no son las máquinas de café con un precio medio de 100 € en el mercado, sino las cápsulas Nespresso.
Cada cápsula contiene entre 5 y 6 gramos de café, y tiene un precio aproximado de 0'35 €. Con lo que si decidimos adquirir un quilo de café, ¡éste nos saldría por 60 €! Recuerdo que en los supermercados podemos encontrar un quilo de buen café por 7 u 8 €.
A todo esto, cabe decir que el volumen de ventas de las cápsulas va en un aumento del 20% a razón anual desde el año 2000.

Sabemos que Nespresso ha cumplido su primer cuarto de siglo, en el que ha distribuido 250 Nespresso Boutiques al rededor del mundo; y es aquí cuando de verdad se pueden ver las acciones de marketing que han llevado a cabo para fidelizar a tantos clientes de diversas nacionalidades.

Es el ejemplo de Francia, un claro ejemplo a seguir.
La población francesa tiene poco contacto con la red, exactamente un 36% de los habitantes franceses se conectan habitualmente a Internet, cuando en España alcanza un 52%. Y en países como Italia un 59%.
Pues bien, Nespresso al ver que su acción de comunicación se veía restringida por dichos datos, decidió volver a la venta telefónica. Pero de una manera algo diferente. No priorizaban las ventas y la productividad por llamada, si no que prefieren buscar interacción con el cliente de una forma natural, escuchando sus opiniones y preferencias, (datos muy útiles para seguir trabajando en estrategia comunicativa). Y finalmente es el propio cliente el que, tras llamar a la centro de atención, acaba convirtiéndose en el prescriptor de la marca.
El éxito de la estrategia se ve en los resultados: más de la mitad de las ventas en Francia se logran gracias al boca-a-oreja.

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